Por Luis Martínez Alcántara
CIUDAD DE MÉXICO.- El Día de Muertos es una de las festividades más emblemáticas de México, un momento donde se rinde homenaje a los seres queridos que han partido. Esta celebración, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, fusiona tradiciones indígenas con influencias católicas. En lugar de temer a la muerte, los mexicanos la celebran, creyendo que las almas regresan para convivir con sus familias y disfrutar de las ofrendas preparadas en su honor.
Las ofrendas, o altares, son el corazón de esta festividad. Cada altar es un espacio sagrado donde se colocan elementos simbólicos que representan el amor y el recuerdo hacia los difuntos. A través de estos altares, se establece un vínculo entre el mundo de los vivos y el de los muertos, permitiendo que las memorias y las tradiciones perduren en el tiempo. La ofrenda es un acto de amor y respeto que invita a la reflexión sobre la vida y la muerte.
Entre los elementos que no pueden faltar en una ofrenda se encuentran las fotografías de los difuntos, que son el centro del altar y sirven para recordar a aquellos que han partido. Las velas son igualmente esenciales, ya que representan la luz que guía a las almas en su camino hacia el mundo de los vivos. Otro elemento importante es el papel picado, que simboliza la alegría y la celebración, mientras que el copal se utiliza para purificar el espacio y elevar las oraciones hacia los difuntos.
Además, no puede faltar la comida y bebida favorita del difunto, como tamales, mole o pan de muerto, ofreciendo así un festín espiritual. Las flores de cempasúchil, con su vibrante color y aroma, son cruciales para guiar a las almas hacia el altar. Otros elementos importantes incluyen un vaso de agua para saciar su sed después del largo viaje, calaveritas de azúcar que representan la muerte de manera amistosa y la cruz de cal, que orienta a las almas en su camino.
Celebremos nuestras tradiciones mexicanas con orgullo. Las ofrendas son una forma hermosa de recordar a nuestros seres queridos y mantener vivas sus memorias. Al participar en esta festividad, no solo honramos a quienes han partido, sino que también fortalecemos nuestros lazos familiares y comunitarios. Celebremos juntos el Día de Muertos y disfrutemos de esta rica herencia cultural que nos une como nación.