noviembre 22, 2024
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Por Luis Martínez Alcántara

CIUDAD DE MÉXICO.- En México, la necesidad de cuidados en el hogar es alarmante: 58.3 millones de personas requieren apoyo diario, según datos del INEGI. Esto equivale a casi la mitad de la población del país, una cifra que subraya la gran demanda de servicios de cuidado y el peso que esta responsabilidad representa para las familias mexicanas. 

Los principales grupos que necesitan atención incluyen a personas con discapacidades, adultos mayores y niños menores de cinco años, quienes reciben la mayor cobertura, alcanzando el 99% en este último grupo.

A nivel familiar, el cuidado recae principalmente en mujeres: 75.1% de los 31.7 millones de cuidadores son mujeres, mientras que los hombres representan el 24.9%. Esto genera una disparidad en el acceso al empleo, pues el 48.9% de las mujeres cuidadoras no participan en la economía formal debido a sus responsabilidades en el hogar, en comparación con solo el 17.3% de los hombres cuidadores. Esta situación ha llevado a muchas mujeres a reducir sus horas laborales o abandonar sus empleos para poder cumplir con el cuidado de sus familiares.

La Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (ENASIC) de 2022 revela que, aunque los infantes tienen una alta cobertura, solo el 22.4% de los adultos mayores recibe cuidados adecuados, lo que pone en evidencia un déficit en los servicios para esta población. Además, se calcula que más de 22 millones de personas realizan tareas de cuidado sin recibir ninguna remuneración, sacrificando su tiempo personal y su salud mental y física.

Las implicaciones son profundas: las cuidadoras principales experimentan altos niveles de agotamiento y, en muchos casos, deben sacrificar su tiempo de sueño. Las mujeres cuidadoras informan una media de 37.9 horas semanales en estas labores, 12 horas más que los hombres, y a menudo enfrentan síntomas de depresión y desgaste físico. Aun así, muchas de ellas desearían integrarse al mercado laboral, pero carecen de opciones de cuidado alternativas para sus familiares.

Este panorama evidencia la urgencia de políticas públicas para apoyar a los cuidadores en México, especialmente a las mujeres, quienes soportan una carga desproporcionada de estas labores.

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