noviembre 24, 2024
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Por Luis Martínez Alcántara

CIUDAD DE MÉXICO.- La obesidad infantil en México ha alcanzado niveles alarmantes. Alrededor de 10.4 millones de estudiantes entre 12 y 19 años padecen obesidad. En los niños más pequeños, de entre 5 y 11 años, la cifra también es preocupante, con 5.7 millones afectados. Esta epidemia de sobrepeso y obesidad infantil está directamente relacionada con el consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, que son comunes en las escuelas. 

En respuesta a esta crisis de salud, la Secretaría de Educación Pública (SEP) reforzará las medidas para prohibir la venta de alimentos chatarra dentro de los planteles educativos. Esta reforma a la Ley General de Educación busca crear entornos escolares más saludables al regular la venta de productos con bajo valor nutricional, como frituras y refrescos, dentro y en las inmediaciones de las escuelas. 

Además, se exigirá que los alimentos permitidos cumplan con los lineamientos de nutrición establecidos por la Secretaría de Salud. 

A pesar de que las reformas para prohibir la venta de estos productos entraron en vigor en 2023, las organizaciones civiles han denunciado que el 97% de las escuelas no cumplen con estas regulaciones. La falta de monitoreo y sanciones ha permitido que productos dañinos para la salud de los estudiantes continúen vendiéndose. 

El consumo de estos productos en las escuelas contribuye significativamente al exceso de calorías en la dieta diaria de los niños, lo que agrava los problemas de obesidad y aumenta el riesgo de enfermedades crónicas, como diabetes y enfermedades cardíacas, desde edades tempranas. 

La prohibición de los alimentos chatarra en las escuelas es vista como un paso crucial para combatir esta epidemia, pero su implementación enfrenta obstáculos. Las autoridades educativas y de salud deben coordinarse mejor para asegurar que los lineamientos se respeten y que las escuelas ofrezcan opciones saludables. 

Las organizaciones civiles y expertos en salud coinciden en que, sin medidas más estrictas y un seguimiento adecuado, la lucha contra la obesidad infantil en México continuará siendo un reto monumental para el futuro del país.

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